Para entender mejor a mi hijo Adolescente
PARA ENTENDER MEJOR A MI HIJO ADOLESCENTE
Marco
Bautista
1La adolescencia es un periodo de
contradicciones, confuso, ambivalente, doloroso, caracterizado por fricciones
con el medio familiar y social, es muy perturbador para el mundo adulto, particularmente
para los padres; éstos la viven sin entender del todo las reacciones que tienen
los jóvenes, teniendo una actitud que en la mayoría de los casos complica más
la relación padres-hijos adolescentes.
2Abarca más de una década de vida; durante
la cual ocurren cambios de suma importancia antes de llegarse a la culminación
representada por la edad adulta. Es turbulenta e inestable. El adolescente
enriquece enormemente la organización de su ego (el yo) mediante una cantidad
prodigiosa de nuevo aprendizaje, una serie de experiencias y orientaciones en
rápido desplazamiento y mediante nuevas identificaciones. Canaliza o sublima
sus pulsiones emocionales sin restarles vigor cuando tiene buen éxito, y sigue
construyendo su organización del super ego –a través del aprendizaje, la
experiencia, la orientación y la identificación-, que le servirá como medio de
exploración y evaluación, como elemento de afirmación y de crítica y como
fuente semiindependiente de autoestima y auto condena.
3El adolescente experimenta nuevas e
impresionantes pulsiones que lo hacen buscar actividades de diversos tipos.
Aunque sigue actuando como un niño, siente la necesidad que se le trate como
adulto; y aunque pide un tratamiento de adulto teme recibirlo debido a su
inexperiencia. Puede parecer impulsivo e impredecible, incluso por él mismo.
Resultan cambios de humor que ni él mismo puede explicar y que ninguno de
quienes lo rodean entiende. Su cuerpo sigue creciendo y cambia de proporciones
con mayor rapidez que con la que él puede adaptarse a ellas. En la época en que
puede ser sumamente sensible en opinión ajena, su cuerpo lo hace ver ridículo y
torpe.
4Con
frecuencia se enfrenta a nuevas demandas sociales, sin llegar a comprender
totalmente en qué consisten, por qué se le hacen y cómo podría satisfacerlas o
evitarlas. La orientación, los sueños y las fantasías van cambiando
progresivamente según el o la joven se van acercando anatómica, fisiológica,
experimental y socialmente a la madurez sexual y social plena.
5La adolescencia suele ser pesada para los
padres y para los adolescentes. Es un periodo de mal entendidos y de
frustraciones mutuas. Los padres se sienten en ocasiones tratados con
indiferencia, frialdad, desprecio u hostilidad por un niño al que siempre
amaron y siguen amando sin egoísmo alguno. Ven que el hijo los trata con
condescendencia y que ridiculiza o pone en entredicho los valores que ellos más
aprecian. Un hijo en crecimiento puede ignorar a los padres, evitarlos o
mirarlos con odio. Si los padres están seguros de que sus actitudes hacia el
hijo y su modo de tratarlo no han cambiado, esta nueva experiencia los dejará
perplejos.
6Años más tarde, después de conseguir la
separación y de que el adolescente ha establecido nuevas relaciones fuera del
hogar, se reconciliará plenamente con los padres e incluso volverá a amarlos,
pero como un adulto que vive entre los adultos. En el momento de la separación
emocional hay dolor y tristeza por ambas partes. A los padres la rebelión del hijo
adolescente les parece una deserción cruel, una traición a la confianza y al
amor que han dado. Al adolescente le parece un periodo de incomprensión
inevitable por parte de las personas en quienes confió sin reserva en el
pasado. De vez en cuando un adolescente parece llevar a cabo la separación
serenamente, sin hacer sufrir a los padres.
Mayo, 2007.